miércoles, 22 de abril de 2020

HUEVOS DE PASCUA


Leyenda del Conejo de Pascua:
Cuenta la leyenda que hace muchos, muchos, muuuuchos años atrás,  había un conejito muy asustado, escondido en el sepulcro donde dejaron a Jesucristo.
El conejito observaba el cuerpo de Jesús dentro del sepulcro. Se preguntaba quién sería ese señor y por qué tantas personas lloraban por él. Escuchaba a lo lejos que se trataba del hijo de Dios.
A los dos días, el conejito se despertó asombrado al ver como Jesús se levantaba. Su asombro fue más grande aún al ver que un Angelito retiraba la gran piedra que tapaba la entrada del sepulcro.  Entonces pudo darse cuenta que ese Señor realmente se trataba del hijo de Dios.
El conejito se puso tan contento que quiso salir corriendo y saltando para contarle la buena nueva a todo el mundo, pero tenía un gran problema: no sabía hablar. Sin embargo, este conejito saltarín era muy inteligente, por lo que rápidamente se le ocurrió una solución: pintando un huevito de colores la gente entendería el motivo de su alegría.
Desde entonces, cada Domingo de Pascua, un conejito deja huevos de chocolate pintados de colores a todos los niños y así le recuerda al mundo entero que Jesús resucitó y debemos vivir alegres por ello.
VÍDEO PARA LOS MÁS PEQUEÑOS




TRADICIÓN RELIGIOSA

El Huevo de Pascua: Su Historia

En la Edad Media, el papa Julio III prohibió consumir huevos durante la Cuaresma. El domingo de Pascua, con gran alegría, todos salían al campo para recogerlos entonado cantos de aleluya.

Para la cristiandad -y los ortodoxos lo son, el domingo de Pascua es una fiesta de júbilo. Y al tradicional cordero en la mesa -símbolo de pureza- se ha unido otro símbolo: el huevo de Pascua. Éste constituye el signo la resurrección, porque el huevo de Pascua ha tenido siempre una venerable historia, desde aquellos primeros cristianos que le consideraron como símbolo de la Resurrección de Jesús. En la Edad Media, cuando llegaba la Pascua los huevos se pintaban y tan colorinescos objetos eran los presentes más preciados durante esos días, hasta el punto de que en el siglo XVII, el Papa Pablo V bendijo al humilde huevo en una plegaria, quizás para olvidar la prohibición decretada por la Iglesia en el siglo IX, de no consumirlos durante toda la cuaresma.

La llegada de la Pascua suponía el levantamiento de la norma y el fervor por los huevos se desataba, tanto en la cocina como en los regalos entre familiares, amigos y sirvientes. Suponía desquitarse de la penitencia impuesta durante cuarenta y seis días. Era el festín del huevo porque éste representaba el regocijo y la vuelta a la alegría. Como la conservación de los huevos durante la cuaresma era problemática -no había frigoríficos-, lo habitual era bañarlos en cera líquida. Así, la fina capa protectora que los cubría permitía mantenerlos más frescos. De ahí vino la costumbre de colorearlos y decorarlos con ceras.

Con el tiempo, la Iglesia levantó el veto al huevo, pero eso no impidió la costumbre de celebrar la Pascua consumiéndolos y regalándolos. Costumbre que ha perdurado hasta hoy, y con mayor auge en los países del Este y en Centroeuropa.


MANUALIDADES


Los huevos decorados son una manualidad sencilla y divertida de hacer, perfecta para dar un toque festivo a nuestro hogar en época de Pascua.
Lo primero que hay que hacer es preparar los huevos que se van a pintar, para ello, hay 2 opciones: hervirlo hasta que quede duro (decoración puntual) o vaciar el interior (decoración permanente).

1- Colorear huevo de Pascua cocido

Lo primero que hay que hacer es hervir el huevo. Pon a hervir los huevos durante 8-10 minutos para que queden duros. Deja enfriar y sécalos bien con papel de cocina.
A continuación hay que teñir o pintar los huevos. En el caso de teñir el huevo, hay que introducirlo en una taza con 1 cucharada de colorante alimenticio y 2 cucharadas de vinagre.

Puedes crear tú el colorante, introduciendo en el agua del cazo al hervir los huevos ingredientes naturales como espinacas (verde), remolacha (morado), azafrán (amarillo), café (marrón), arándanos (azul)...durante 10-15 minutos. Cuanto más tiempo lo dejes en el líquido más fuerte será el color que tendrá.
Si lo pintar directamente, puedes aplicar primero una base blanca o de otro color y a continuación hacer diferentes dibujos.

2- Pintar el huevo de Pascua vacío

Si optamos por pintar el huevo vació, el primer paso será vaciar el huevo. Para ello, realiza con mucho cuidado dos agujeros en cada extremo del huevo con ayuda de un alfiler y vuélcalo. Puedes soplar por un agujero o ayudarte de un palito para empujar la clara y romper la yema hasta extraer todo el contenido.
Lava bien el huevo y sécalo con papel de cocina. Aunque delicada, es la mejor forma de decorar el huevo si queremos conservarlo de forma indefinida para decorar nuestro hogar en cualquier época. Sujetar el huevo para pintar. Introduce un palillo en el huevo vacío y clávalo en una superficie como un trozo de corcho para sujetar el huevo y poder pintarlo.
El siguiente paso será pintar la base. Puedes teñir el huevo sumergiéndolo en un vaso de plástico lleno hasta la mitad con un poco de pintura del color que desees, vinagre y agua tibia. Si quieres que el efecto de color sea borroso añade un poco de aceite vegetal a la mezcla.
Otra opción es pintar la base con una capa de pintura que puede pintarse con spray de colores o con pintura acrílica con ayuda de un pincel.
También puedes sumergir el huevo en agua templada con unas gotas de colorante y vinagre para fijar el color.
También se puede decorar el huevo. Con pincel y pintura acrílica o pegando con pegamento trozos de hilo, lentejuelas, cintas o fieltro podrás crear diferentes dibujos: flores, lunares, rayas...
Es importante deja secar los huevos en el mismo cartón de huevos en que el que vienen para que todos los adornos queden bien fijos.

OTRAS ENTRADAS:





(  BY: MAYTE/MARESA)😘😘😘

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