DÍA DE TODOS LOS SANTOS, 1 DE NOVIEMBRE (PRIMERA PARTE)
ORIGEN
El día de todos los Santos es la fecha elegida por los cristianos para honrar, recordar y orar en honor a los difuntos. Cuando en este día hablamos de todos los Santos no quiere decir que solamente estemos celebrando esta fiesta por todas aquellas personas que han sido canonizadas y reconocidas como tales por la Santa iglesia. Realmente se hace referencia así a absolutamente todos los que supieron encontrar el camino hacia la vida eterna siendo buenos cristianos, y hoy se encuentran bajo la sombra del Señor.
El día de Todos los Santos se convierte para la mayoría de las familias en un momento de recogimiento. Se recuerda a aquellos que faltan y a nuestros antepasados, dedicándoles un pequeño tributo, ya sea yendo al cementerio, asistiendo a misa…
ORIGEN DE LA CELEBRACIÓN
Los cambios estacionales fueron sacralizados y, con ello, aparecieron los rituales. En el mundo celta, como en tantas otras culturas, el llamado “Samhain” interpretaban un nuevo cambio estacional -de hecho, “Sahmhain” en galés significa “fin del verano”-. En esta festividad los druidas tenían un papel importante, pues los muertos podían acceder al mundo de los vivos y ellos servían de “mediums” o intérpretes de los difuntos. Había que mantener a los espíritus contentos, por lo que se dejaban comida fuera de las casas (un rasgo que ha evolucionado con la fiesta de Halloween).
Influencia romana en la festividad de «Samhain»
Con la conquista romana se “romanizó” el ritual haciendo culto a la diosa Pomona, pues era ella la que traía la cosecha que se recoge al final del verano. En el rito romano se les ofrecía leche, miel y harina a los espíritus de los difuntos y se encendían velas para guiar a los difuntos.
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